1 de noviembre de 2010

Contra la tortura, otra forma de violencia ante la que el gobierno no exige condena.

Que en España se tortura es algo que se conoce tanto en las instituciones internacionales como en las calles de Euskal Herria, aunque se oculte celosamente en los medios de comunicación nacionales. Y el cinismo es tan grande que siquiera se hacen esfuerzos para evitar la sospecha, como demuestra que no se termine con el régimen de incomunicación tan criticado por todos los organismos de defensa de los derechos humanos.

La violencia de la tortura, ejercida por España, no forma parte de la exigencia de condena a la violencia hacia la izquierda abertzale, condicion que esta ha de cumplir para que sus votantes puedan disfrutar de su derecho a la libertad politica. Se trata de una violencia permitida, y que cínicamente los que se denominan a si mismos "democratas" asumen y entienden, como si esta fuera mejor o menos mala que otros tipos de violencia ejercida por los supuestos "no democratas".

En una Euskal Herria donde no hace falta esperar a la celebracion de Halloween para vivir el horror, varios miles de personas han secundado en san Sebastián la manifestación convocada por el Grupo contra la Tortura-Torturaren Aurkako Taldea (TAT), bajo el lema 'Torturarik ez!' (¡Tortura no!'), y en la que participó una nutrida representación de la ilegalizada izquierda abertzale. Como hemos dicho, los que no condenan este otro tipo de violencia, la tortura, si que pueden ser legales y estar en las instituciones, a pesar de su complicidad con los metodos que perviven desde el franquismo, y que demuestran que España esta bastante lejos de ser una democracia y, especialmente, estar gobernada por democratas (a pesar de que Rubalcaba insista en venderse reiteradamente como tal).

En la marcha contra la tortura también tomaron parte representantes de EA y de los sindicatos ELA y LAB. No se vio, por el contrario, a ningun "democrata" del PSOE ni del PP, partidos que, al contrario, niegan la existencia de la tortura y favorecen que esta se produzca con leyes como la de la incomunicacion para los detenidos por terrorismo.

En la manifestación, que transcurrió sin incidentes tras una pancarta que portaban, entre otros, familiares de los miembros de ETA Igor Portu y Mattin Sarasola, se escucharon consignas contra la tortura, en favor de la amnistía y contra el Estado y la policía españolas, así como a favor de la juventud vasca, en referencia a la operación policial contra Segi en pleno intento de iniciar un proceso de paz (lo que demuestra las pocas ganas de paz de los "democratas" del gobierno).

Los participantes finalizaron la marcha en el Boulevard donostiarra, donde dos representantes del TAT leyeron un manifiesto en el que denunciaron que la tortura "es una realidad oculta en Euskal Herria" y "se decide en una oficina de Madrid"

A pesar de que el propio relator de la oficina de derechos humanos de la ONU pidio al gobierno eliminar el periodo de incomunicacion que sufren los sospechosos de delitos de terrorismo, y que da lugar a torturas o a la imposibilidad de controlar que estas existan, los chicos de Rubalcaba, el flamante nuevo vicepresidente, siguen defendiendo la norma y, como tal, la pervivencia de una situacion violenta, que por supuesto no se exige condenar para poder seguir siendo partido politico.

En estos momentos de cambio en la izquierda abertzale, en la que se estan dando pasos para la condena de la parte de la violencia que Madrid exige, no se puede dejar pasar la oportunidad de reclamar que para que exista paz y democracia en Euskal Herria tambien tienen que condenarse todos los tipos de violencia existentes, y que sus culpables tienen que ser juzgados. Ceder a las exigencias del gobierno unilateralmente puede repetir los errores del pasado, cuando una parte de la izquierda nacional, y de la vasca, acepto las condiciones de los franquistas sin exigir que estos pagaran sus delitos, asumiendo con ello la continuacion de una situacion antidemocratica que aun pervive.

La paz en Euskal Herria solo puede lograrse con el fin de todo tipo de violencia, y con la condena de todos los implicados, los de un lado y los de otro. Igual que en España no podra haber democracia real hasta que los culpables de la violencia pasada, que pervive hoy, no sean juzgados legal y socialmente. De lo contrario volveriamos a tropezar con la misma piedra, y el fascismo vigente seguira presente tanto en la sociedad española en general como incluso entre los que hasta ahora mas han luchado contra su  pervivencia, los abertzales.

1 comentario:

Maju dijo...

Yo tengo un montón de familiares fascistas o casi-fascistas y hace unas semanas tuve la rara ocasión (no muy deseada, sinceramente) de verlos porque se casaba my hermano pequeño. Pero entre todas las gilipolleces que pudieron decir, me sorprendió favorablemente que dos de ellos reconocieran que la tortura es un crimen peor que el asesinato (la lógica es: morir, morimos tod*s pero no tenemos por que sufrir, mucho menos a manos de otras personas con mala intención).

La verdad es que la amplísima tolerancia con la tortura es evidencia brutal de los llamados "valores democráticos" que bipartito español, y por tanto el régimen post-franquista en su conjunto, abraza.

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