110 km/h para la seguridad

El gobierno ha decidido ahorrar combustible rebajando la velocidad máxima de las autopistas de 120 a 110 kms/h. La medida, por supuesto, ha creado una gran polémica entre los que consideran que conducir su coche privado es responsabilidad personal y, como el peligro social José Maria Aznar, piensan que nadie tiene por qué decirles cómo deben de conducir o, incluso, como dijo el expresidente, cuantas copas puede beber para hacerlo bien.

Sin embargo, y ya que los vehículos privados se conducen en autopistas colectivas (a pesar de que muchos desearian que la carretera fuera exclusivamente suya, y conducen como si tal cosa fuera así), el asunto es de interés general y determinadas actitudes suponen un peligro para todos.

Personalmente, no se si la reducción del límite de velocidad va a ser o no efectiva en relación al objetivo de ahorrar combustible. De lo que si estoy seguro es que va a mejorar un poco, no lo suficiente seguramente, la seguridad vial, y es probable que se reduzcan durante estos cuatro meses el número de víctimas en las carreteras del estado español.

Según un estudio publicado por la DGT en verano de 2010, la velocidad fue un factor concurrente en el 31% de los accidentes mortakes, y un 5% de reducción en la velocidad media de circulación supondría un descenso del 20% de los accidentes mortales.

Ademas parece que en el paquete de medidas adoptadas por el gobierno se incluye un lote para incitar a los ayuntamientos a mejorar y fomentar el transporte público frente al privado, lo que me parece que, si bien llega con gran retraso, no por eso deja de ser una gran noticia, siempre y cuando se aplique realmente (algo que, por otro lado, dudo bastante, conociendo a este gobierno y a quién sirve realmente). Reducir el absurdo uso del vehiculo personal en nuestras ciudades es una prioridad que el gobierno deberia haber enarbolado hace bastante tiempo, aunque ya sabemos que la gran industria automovilistica es mucho mas poderosa que la organizacion urbana o que la salud ciudadana.

Las grandes marcas de automoviles necesitan, como el resto de las industrias, cada vez mas productos para sobrevivir en la vorágine de progreso capitalista, y por ello necesitan vender coches cada vez mas rápidos, mas seguros, mas lujosos, y menos resistentes, para que los ciudadanos tengan la sensacion de libertad con la que llenar su falta real, con sus flamantes coches nuevos cada tres o cuatro años, viajando mas rapido a pesar de poner en peligro la seguridad de otros y la suya propia, y, en esencia, pasándose por la entrepierna las normas de circulación y las del respeto cívico.

En resumen, me parece bien la medida adoptada por el gobienro que, espero, dure bastante mas de los cuatro meses por los que se ha tomado. No porque signifique un eficaz ahorro de combustible (que puede ser, aunque también suponga una reducción de ingresos de las arcas públicas en impuestos indirectos, sobre el consumo, que bien podria sustituirse con el aumento de los impuestos directos sobre la riqueza o con la lucha contra el fraude fiscal ), sino porque supondrá una evidente mejora de la seguridad vial, ademas de, esperemos, y si se cumplen de verdad los planes adoptados por el ejecutivo, un desarrollo necesario del transporte público frente al privado.

La imagen ideal de una ciudad sin apenas coches donde el uso del transporte colectivo, mas limpio y habitual, fuera la opción mas elegida, o de las carreteras menos saturadas en las cuales autocares y trenes fueran el medio de transporte mas utilizado para el movimiento de personas, esta lejos de conseguirse, y sigue siendo una escena de ciencia ficción o del ambito de la utopia. Sin embargo, nunca es demasiado tarde para empezar a romper con la imposición de los intereses de los grandes fabricantes capitalistas y comenzar a construir un mundo donde la preferencia sea la de los ciudadanos y no la de los individuos (que acaba traduciéndose siempre en el privilegio de los mas ricos).